martes, 18 de octubre de 2011

Segunda Entrada

Hoy desperté, a las 11de la mañana. Era comprensible, pues era domingo y había tenido una semana muy pesada. Me levanté de mi cama  y me dirigí a la cocina para ir en  busca de alimento.

Al llegar ahí mis padres ya se encontraban despiertos  Mire sus rostros y note que algo no andaba mal. Se podía sentir un ambiente de preocupación por toda la casa.

Me acerque a mi madre y le pregunté, que qué era lo que estaba sucediendo. Ella me explico que mi papá, que  trabajaba como guardia de seguridad en un banco, desde hace más de 17 años, había sido despedido el día de ayer. No le dijeron el porque, y no le dieron ni un centavo por tantos años de servicio prestados a es banco.

 Mi papá no de esas personas de las que ahorran, y cada quincena que recibía su sueldo, salíamos los tres al centro comercial y gastábamos en todo lo que se podía. Eso sin contar la enorme adicción que tiene mi padre por el alcohol y por algunas otras bebidas.

La situación era crítica; debido a que mi padre era el único que aportaba dinero a la casa. Mi mamá tomo la decisión de hablarle por teléfono a mi hermano, que hace varios años atrás había emigrado a los Estados Unidos, en busca de mejores oportunidades.

Mi hermano estaba muy apenado por la situación, y lamentaba el no poder ayudarnos. Ya que tenia poco de haber nacido su segundo hijo, y no tenia dinero.

Las tarjetas de crédito estaban al tope y el señor de la tienda que era amigo de la familia (o, eso creíamos), no quiso prestarnos nada de su negocio. Lo único que había en la cocina eran unas sopas instantáneas de  camarón (Maruchan),  y una soda. Esto fue lo único que comí en este día.



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